La Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos -UAESP- junto al operador Enel Colombia garantizan el servicio de alumbrado público en vías, parques, plazoletas, ciclorrutas y zonas verdes autorizadas por el Plan de Ordenamiento Territorial y las normas nacionales.

¿Qué establece la reglamentación, las normas nacionales y el Plan de Ordenamiento Territorial para la iluminación en zonas verdes?

“La Norma Técnica Colombiana 900 de 2011 es la que fija las reglas sobre el alumbrado público. Lo que dice esta norma rectora es que la iluminación o la infraestructura del servicio de alumbrado público solo puede ser instalada en senderos que estén totalmente definidos, canchas deportivas o recreativas y en juegos infantiles, cuando están en zonas verdes. La Norma 900, también establece que no se puede llevar este servicio a áreas protegidas, zonas ambientales o de reserva”, indicó Tatiana González – de la Subdirección de Alumbrado Público

Sin embargo, la UAESP atiende cientos de requerimientos cuidadanos en los que se solicita la instalación de alumbrado público en zonas verdes, humedales y hasta en espacios adeñados a bosques. Frente a esto, la Subdirección de Alumbrado Público debe ceñirse a las normas nacionales y al Plan Distrital de Ordenamiento Territorial que define limitaciones de iluminación pública en estos entornos.

¿Qué impacto tiene el alumbrado público en zonas ambientales protegidas?

“Se pueden genarar impactos negativos por la intervención de obras civiles entre ellas la infraestructura de alumbrado público. La iluminación en áreas protegidas generan contanimación lumínica y se puede generar alteración de los ciclos naturales que tienen los organismos vivos y/o las especies que cohabitan en estos ecosistemas natulares”, explicó Tatiana González, gestora social y ambiental de la Subdirección de Alumbrado Público de la UAESP.

Las especies que viven en estas áreas mitigan los impactos de las lluvias, las altas temperaturas y las aves disminuyen la población de insectos. La tingua, el búho negruzco, el gavilán pollero, patos, mamíferos y otras especies habitan los 15 humedales, bosques y reservas de la capital.

“La iluminación tiende a desorientar a muchas especies de fauna, aves como maníferos, que se alimentan en actividades o exploración nocturna y lo que hace realmente muchas veces esta iluminación del alumbrado público es es alterar esos ciclos naturales. Es por ello que este tipo de infraestructura debe estar alejada de los entornos de reserva y protección ambuiental como humedales y bosques”, así lo aseguró el biólogo de la Secretaría Distrital de Ambiente, Robinson Duque.

Bogotá tiene 15 humedales y cientos de áreas ambientales que son fronteras naturales entre lo urbano y lo rural y en estos espacios de especial protección se evita la contaminación lumínica con el fin de salvaguardar flora y fauna que habitan en estos ecosistemas naturales y espacios protegidos.

“En estos ecosistemas la flora y fauna juegan un papel importante para el clima y ambiente de Bogotá y el país. De manera especial las aves son una especie que ayuda en la dispersión o restaución pasiva de los bosques y reservas, dado que ellas se alimentan de una gran cantidad de semillas que van dispersando por todos los ecosistemas, por los entornos naturales de la ciudad. Por ello es importante proteger los humedales y zonas protegidas de todo tipo de contaminación y una de ellas es la contaminación lumínica”, puntualizó Robinson Duque de la Secretaría de Ambiente.

Desde la UAESP, con apoyo de otras entidades distritales, se trabaja para mantener el equilibrio entre las zonas urbanas, rurales y áreas protegidas de Bogotá.