La Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos – UAESP-, a través de la Subdirección de Alumbrado Público, hace seguimiento estricto a cada transformador del sistema de la capital, para que una vez haya cumplido su vida útil sea dispuesto de manera adecuada y responsable con el medio ambiente.

En la Planta de Lito, ubicada en el sector de Montevideo en la localidad de Fontibón, el operador Enel Colombia realiza la disposición y el aprovechamiento de los transformadores que salen de servicio.

“Hacemos una segregación a cada elemento del sistema de alumbrado público que sale por mantenimientos, que tiene fallas o que cumplen su vida útil, para poderle dar un aprovechamiento al máximo, integrarlos a procesos de economía circular y evitar impactos ambientales por sus componentes químicos y electrónicos”, explicó Helber Casas, profesional ambiental de la Subdirección de Alumbrado Público de la UAESP.

Cada transformador tiene un tratamiento diferenciado una vez llega a la planta de Lito. Allí, los operarios realizan procesos de identificación y pruebas para definir el proceso de descontaminación y de desmantelamiento de estos aparatos eléctrónicos. “Aquí tenemos dispuesta el área exclusiva de transformadores. El proceso inicia con un registro en una váscula, para definir todo el tema del peso y la la etiqueta, serial y fabricante del transformador. Posteriormente se hace un aseguramiento del transformador en una bodega, que cuenta con unas características para la contención de agentes químicos que tiene en su interior”, aseguró Yahaira Ibarra, directora de Seguridad y Salud en el Trabajo de la Planta Lito.

Bogotá tiene 633 transformadores que regulan la intensidad o voltaje del fluido eléctrico para permitir el funcionamiento adecuado de cada bombilla o luminaria que integra el sistema del alumbrado público. Se estima que cada transformador de energía eléctrica puede funcionar entre 25 a 30 años. Una vez sale del sistema de iluminación pública, este aparato debe tener un tratamiento especial para eliminar los aceites y compuestos químicos que contiene. “Dentro de esos transformadores se generan residuos peligrosos que son los PBC (Bifenilos Policlorados), que vienen de los aceites dieléctricos con los que funcionan esos aparatos”, aseguró el profesional ambiental Helber Casas.

Una vez se logra el proceso de descontaminación, se desmantela la estructura del transformador para separar elementos metálicos como cobre, hierro, acero, entre otros. “Hacemos una solución técnica ambiental a esos residuos y elementos que en primera instancia se catalogan como peligrosos por su contenido y evitar así que pueden llegar a un mal manejo en las calles o que lleguen a algunas chatarrerías y no se realicen trabajos de descontaminación y limpieza acordes con la norma ambiental vigente en Colombia”, expresó Jerson Alméciga, director de la Planta Lito Bogotá.

Una vez se separan los elementos metálicos como el hierro, cobre y otros que resultan de la desintegración, son embalados para posteriormente pasar a procesos fundición con el fin de que sean usados o reincorporados en proyectos de economía circular.

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