Este bogotano comenzó a trabajar en los cementerios públicos de la capital desde 1995. Hoy, 25 años después y gracias a su labor, ha sacado a su familia adelante y conoce los secretos de estos tradicionales lugares de la ciudad
Reyes Galindo es un hombre delgado, de poca estatura y supera los 50 años de edad. Trabajó durante 16 años operando los hornos crematorios en el cementerio del Norte y hoy, presta sus servicios en el cementerio Central. Allí inicia su jornada a las 7 y 30 de la mañana. A su llegada se encarga de las labores de aseo: barrer, limpiar y podar las zonas comunes. Pero también, realiza con otros compañeros, labores de inhumación y exhumación de cuerpos.
Este hombre trabajador, se siente orgulloso de la labor que ha desempeñado durante más de dos décadas, en las que ha tenido que inhumar a varios seres queridos y ha prestado servicios a grandes personalidades de Colombia. Asegura que es un trabajo que requiere mucho compromiso y respeto, y además le ha permitido brindarle una buena calidad de vida a su familia.
“Mi profesión es primordial, es querer y apreciar lo que uno ejerce, sea la profesión que sea”, puntualizó.
Recuerda que en una ocasión, hace casi 10 años, tuvo que lidiar con disputas políticas de un fallecido. “Toda la noche estuvimos trabajando pero porque quedaba cerca de otro político que no era del mismo partido y no aceptaron, entonces ¿qué nos tocó? Al otro día, como no era copartidario de él, nos tocó al otro día abrir y perforar donde iba a quedar inhumado ese político”, señaló.
Así como Reyes Galindo, son decenas de operarios de los cementerios distritales de Bogotá, que por décadas han garantizado el servicio a la ciudadanía, incluso, durante esta época de emergencia por el COVID-19.