En el Día del Padre, la UAESP destaca la historia de un operario del aseo que reparte su tiempo entre la labor de mantener limpias las calles de la ciudad y criar solo a su hijo de ocho años.
La vida de Wilmer transcurre entre dos labores valiosas y admirables. Su jornada inicia a las tres de la mañana, primero como operario de aseo en la localidad de Suba, a donde llega después de dos horas de recorrido en bus desde su casa en Ciudad Bolívar. “Yo creo que lo principal para manejar los dos es hacer las cosas con amor, con dedicación, porque sinceramente, a veces el tiempo ni alcanza, a veces no me alcanza el tiempo, cuando llego a mi casa me acuesto muy tarde”, explica Wilmer David Suárez, operario de aseo de la empresa área Limpia.
Cuando termina su turno, comienza su otra labor, ser papá. Wilmer es padre cabeza de familia, cuida solo a su hijo desde que este tenía ocho meses, con esfuerzo y amor lo ha sacado adelante y para ello, no le ha hecho falta tener una pareja ni muchos recursos. “Lo he criado solo, pues porque me lo dejaron, y vuelvo y digo ha sido mi motor, mejor dicho, me lo dejaron para que yo lo criara pero él el que me ha criado a mí el que me ha enseñado”, agregó.
Como él mismo lo describe, su día se basa en trabajar, cocinar y hacer tareas con su hijo, pero no lo menciona con agobio, al contrario, es un padre ejemplar y orgulloso de hacer las cosas bien.
“Cualquiera no cría, pero cuando uno cría se siente se siente el cambio, cuando uno cría se siente que no está actuando mal, siente que su tiempo lo está invirtiendo bien, que cada instante vale, y para todos estos padres que han luchado por los hijos lo único que les puedo decir que la sigan guerreando, sigan guerreando que esta vida nos es fácil peor nosotros al lado de ellos nos volvemos invencibles y guerreros”, En el Día del Padre, Wilmer entrega este mensaje a otros hombres que como él llevan a cuesta la crianza de sus hijos, soportados en el amor y la voluntad.