Con el fin de evitar cualquier tipo de contagio de COVID-19 dentro de las estaciones de clasificación y aprovechamiento de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos -UAESP-, las organizaciones de recicladores han implementado todo tipo de medidas para proteger la vida de miles de recicladores en Bogotá.

Una de estas bodegas es la llamada Toberín 2, ubicada en la localidad de Usaquén, en el norte de la capital, a la que llegan  cerca de 600 recicladores. Su administrador Cristhian Cruz y los representantes de las dos organizaciones que allí funcionan, decidieron reutilizar algunos materiales para cumplir con las medidas de bioseguridad y así, poder prestar el servicio de aprovechamiento. Estos ingeniosos hombres construyeron un lavamanos con un tanque reutilizado y con botellones, hicieron cajas para desinfectar el calzado.

Por otro lado, los recicladores decidieron crear un aro especial que desinfecta cada vehículo y el material que ingresa a la bodega. Víctor Manuel Sanabria, reciclador de Recicrecer, fue la mente maestra detrás de la construcción de este elemento de desinfección que, con 3 tubos de PVC, 5 aspersores y alcohol, limpia profundamente vehículos, zorrillos, globos, costales y todo el material que lleva cada reciclador a la bodega.

Al preguntarle ¿Dé dónde salió la idea?, Víctor Manuel responde que por susto a contagiarse de COVID 19, porque en la bodega pensaban que en cualquier momento se iban a contagiar. “Porque los más vulnerables somos nosotros los recicladores, porque uno no sabe de dónde sacan la basura y el reciclaje. Entonces pensamos en unos aros de desinfección y entre todos acá en la bodega empezamos a hacer esto”, señala.

Esta es una de las once bodegas que la UAESP ha dispuesto para que la población recicladora pueda realizar su trabajo en las mejores condiciones, cumpliendo con las medidas de seguridad que actualmente se requieren para enfrentar la emergencia por COVID-19.