Nazareth es una de las 4 veredas principales que hay en la localidad de Sumapaz, la más grande de Bogotá. Está ubicada a dos horas y media de recorrido desde la Plaza de Bolívar y por primera vez en la historia, hace parte del esquema de aseo de la capital.

Por eso en esta zona de la Bogotá rural inició el plan de instalación de canecas de uso público que la Alcaldía de Bogotá a través de la UAESP adelanta en toda la ciudad. Aunque parece un simple dato, este tipo de servicios se ha convertido en todo un motivo de orgullo y felicidad para los habitantes de este sector de la ciudad.

Pedro Alirio Rincón es uno de los habitantes de Sumapaz. Tanto él como los de su familia han sido campesinos y han vivido durante generaciones en este páramo, por ello, reconoce el valor que las nuevas cestas traen a su comunidad.

“Para nosotros es un orgullo tener ya estas canecas es con ese objetivo, que nuestro pueblo se

vea mejor todavía, porque si antes nosotros queríamos tener un pueblo bien no teniendo las

canecas, ahora lo queremos hacer teniendo ya las canecas”, reafirma el hombre de campo.

Y como estrenar mobiliario público no es algo de todos los días para los sumapaceños, toda la comunidad en compañía de la UAESP y el operador de aseo Promoambiental, realizó una jornada de limpieza y embellecimiento en la que participaron los más pequeños y los más grandes.

Daniel Montenegro, gestor social de la subdirección de recolección, barrido y limpieza aseguró que “la idea central es mejorar y lograr la recuperación de algunos elementos del mobiliario urbano mediante la aplicación de pintura y el mejoramiento de sus condiciones estéticas”.

Apropiarse de lo público para cuidar el mobiliario instalado en la vereda, según Nancy Velázquez, quien hace parte de la Junta de Acción Comunal de Nazareth, es uno de los retos que tiene la comunidad.

“Es muy importante pues que la gente tenga sentido de pertenencia y corresponsabilidad frente a la organización de nuestro caserío, frente al aseo”. No solamente porque vengan otras personas de otros lados, sino que nosotros lo que queremos es ver nuestro pueblo, nuestro caserío en buen estado, que la gente que llega se lleve una buena imagen de acá”, explicó Pedro Rincón, otro habitante.

Con las canecas instaladas, las calles limpias y los postes como nuevos, los habitantes de la Bogotá rural en cabeza de Esperanza Rubiano, una de las líderes de la vereda, enviaron un mensaje a los vecinos de la urbe sobre el amor que se le debe tener a la ciudad.

“Cada uno de nosotros no botamos nuestra basura sino que la guardamos y la llevamos para

que se haga una disposición adecuada, estamos aportando de gran manera a nuestra ciudad a

que se vea bonita”.